martes, 12 de febrero de 2008

1/2 Bioetanol, biodiesel. Impacto Social y Global.

Crecen las filas de las personalidades y especialistas que cuestionan el uso de alimentos como combustibles.
Investigaciones y análisis realizados por ecologistas y sociólogos exponen que la industria de los biocombustibles a gran escala será desastrosa para los agricultores, el medio ambiente, la preservación de la biodiversidad y los consumidores con menos recursos.
La conversión de cereales en combustibles: bioetanol y biodiésel, desplazará a miles de agricultores; disminuirá la seguridad alimenticia de muchos países, al contar con menos reserva de alimentos; acelerará la deforestación, por la tala de bosques; e incrementará la erosión de los suelos.
Tal y como pronostican los expertos, y ya va siendo realidad, la creciente demanda por el bioetanol derivado del maíz y el biodiesel del aceite de soja harán subir los precios de los granos y otros alimentos, como el trigo y el arroz, y ejercerán presiones al alza de los precios de la carne, la leche, y las aves de corral, al aumentar los costos de la cría de animales cuya dieta incluyen esos alimentos.
El incremento de la demanda de un combustible sustituto para los automóviles determinará, si no se utilizan otras alternativas, una mayor conversión de alimentos, como los cereales, en biocombustibles. Y lo que antes iba a parar a los estómagos de personas, entonces llenará los tanques de los vehículos de los más pudientes.
Todo esto ha sido denunciado con mucho argumento por Fidel Castro, como una amenaza de hambruna real para los más pobres, sin dudas un hecho grave, criterio que poco a poco han ido asumiendo otras personalidades, como el relator especial de las Naciones Unidas para la Alimentación, Jean Ziegler, quien advirtió, recientemente, que producir etanol a partir de alimentos, condenaría a la muerte por hambre a cientos de miles de personas en el planeta.

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